viernes, 8 de agosto de 2008

Diario de espera- Trabajo Final

Diario de espera

Estragón.- Vayámonos.

Vladimir.- No podemos

Estragón.- ¿Por qué?

Vladimir.- Esperamos a Godot

Estragón.- Es cierto

“Esperando a Godot”, Samuel Beckett


17 de julio de 1993

Llueve. O no llueve, diluvia y lo más gracioso o lo más terrible es que no sé si la luminosidad que de a momentos quiebra la penumbra en que está sumida la habitación se la debo a los relámpagos o a los bombardeos. Los ojos me arden y es culpa de esta vela y su trémula luz, de su cera desconsiderada que se lanza en picada, impetuosa, impulsiva, para ir a dar de cabeza contra mi cuaderno. Pero entiendo que no importa, que mi testimonio igual queda asentado y quién sabe si algún día este cuaderno manchado será valioso y disputado precisamente por haber estado yo, aquí y ahora, escribiendo en él estas palabras.

¿Quién da más? ¿Quién da más? Un golpe de martillo anunciará en unos años que la ansiada reliquia ha sido otorgada a la mujer del fondo, a la izquierda, la de cabellos oxigenados, collar de perlas y tapado de visón, por la mísera suma de unos miles de dólares. Y orgullosa, con una sonrisa enorme que deja ver todos sus dientes, recién blanqueados por el dentista, se acercará contoneándose a tomar posesión del cuadernito bosnio de papel barato, finito, mientras se felicita una y otra vez por la brillante inversión, calculando mentalmente (en inglés, acaso) las futuras ganancias que le deparará su publicación.

Hay buenas noticias hoy y es que una directora norteamericana ha venido a dirigir una obra aquí a Sarajevo. Es casi un milagro que alguien se atreva a hacer semejante cosa durante el asedio, pero la vi ayer mismo, con mis propios ojos, durante las pruebas para los actores. Van a montar “Esperando a Godot”, de Beckett. Hoy me avisaron que fui elegida para encarnar a Estragón II (la pareja de protagonistas que originalmente aparece en la obra se ve en esta puesta en escena triplicada: hay tres Vladimires y Estragones). Mi compañero, Vladimir II, será en este caso un personaje femenino, interpretado por Nada Djuversca. No la conozco demasiado, pero la vi en el espectáculo que está presentando Krleza, “En agonía”, y parece bastante buena.

Sé que no es el papel que he estado esperando por tanto tiempo, pero con el sitio y con la guerra no hay demasiadas opciones, así que decidí aceptar. Dicen que como la directora es extranjera, puede que tenga cierta difusión internacional, así que quizás me ayude a la hora de buscar trabajo en Estados Unidos.

Hoy tampoco vino el cartero, pero sin duda llegará mañana. Y ya sería hora de que me duerma, mañana comienzan los ensayos (hacía tanto que no oía esa palabra) y es importante que me levante muy temprano, porque quiero escuchar los golpes en la puerta cuando llegue el correo.

Sí, dormir, pero sólo si el constante gruñido de la silla-hamaca de Hasan lo permite. Iumm, graumam, trium, irrchsssou, sigue, sigue y no me deja pensar ni conciliar el sueño y si lo logro me empuja a pesadillas absurdas donde un millar de demonios me persiguen por toda la ciudad, afilando sus garras contra sobres de papel madera.

Cómo describir ese ruido al que ninguna onomatopeya se aproxima. Iumm, graumam, trium, irrchsssou. No, no se parece siquiera a eso. Es como un niño sonriente rugiendo; un ave carroñera, de esas que comían las tripas de los héroes mitológicos, gimiendo de placer; como un arado herrumbrado arrastrándose por la avenida; o como un hombre hablando. Un ruido inefable, indescriptible, un ruido que hay que oír o ver dibujado. Un ruido amarillo y naranja y negro y marrón, que dibuja aves y arados y hombres y niños; un ruido en el que a veces todos los colores se derriten hasta que ya no veo nada. Un ruido enceguecedor.

Así no se puede vivir, le dije a Hasan que se tendría que ir mañana y sé que sus valijas ya están preparadas.


22 de Julio de 1993


Muchacho.- El señor Godot me manda deciros que no vendrá esta noche, pero que mañana seguramente lo hará


Insistente, inalterable sigue resonando el perpetuo, implacable graznido de la silla-hamaca. Hasan sigue aquí, no se ha ido. Nunca abro su puerta, golpeé y grité a través de ella que tendría que partir la mañana siguiente. Percibo a su habitación como una extensión de su cuerpo, un espacio impenetrable, franqueado por barreras invisibles, las de la cortesía, o el respeto, o el pudor. No me contestó, pero sé muy bien que me escucha. El ir y venir incesante de la silla varió sutilmente y supe que encerraba una respuesta, como si dijese, en un murmullo imperceptible, que mañana a las seis partiría, que las valijas estaban preparadas, que hoy el día estaba fresco. Más le vale. En realidad, a veces hasta desearía que se quede, no es un mal compañero, es tan tranquilo. Si no fuera por la silla-hamaca. Y si pagara la renta. Pobre chico. Aún así, se tendrá que ir mañana, no voy a seguir cargando con él por más tiempo, ya está decidido.

Comenzaron los ensayos, ya tengo mi parlamento. Es una copia al carbón, apenas legible y me está costando horrores aprenderlo. Pero me esfuerzo, me rehúso a olvidar alguna frase el día del estreno y que luego eso me impida conseguir futuros trabajos.

Hoy tampoco vino el cartero, pero ya no puede faltar demasiado tiempo. Gradevic me aseguró que los papeles llegarían muy pronto. Entretanto, estuve pensando que tendría que aprender inglés. Contratar intérpretes no debe ser nada barato y probablemente los primeros días, al menos hasta que consiga mis primeros papeles, no tenga dinero suficiente para eso. Quizás pueda encontrar algún libro en el mercado negro y va a ser mejor que me apure, porque no sé cuanto tiempo más voy a permanecer en la ciudad.


25 de Julio de 1993


Vladimir.- Es como si estuviéramos en un espectáculo.

Estragón.- En el circo.

Vladimir.- En un music-hall.


Luces, miles de destellos que se refractan en las lentejuelas, el satén y los bordados y estallan en todas direcciones, relámpagos de brillantina en la noche aterciopelada del telón, como la artillería serbia pero no, explosiones de chispas multicolores al compás del piano, la trompeta y los platillos, salvas de aplausos y ovaciones. Detonan los cumplidos, el entusiasmo de un público que fuera de control ametralla con flores, con rosas rojas, con pétalos escarlatas que ya ocultan todo el escenario, que me cubren por completo el vestido. La boa negra de plumas ahora roja de flores, de sangre se escurre hacia el suelo de madera lustrada; la dejo caer en un arrebato de emoción, mientras mis brazos torpes se marean saludando al auditorio e intentando atrapar alguno de los millares de billetes verdosos, proyectiles que de pronto han empezado a diluviar sobre nuestras cabezas.....

No apareció en esta ocasión ninguna garra afilada, ningún sobre destrozado. Cuando desperté supe que todo esto no podía ser más que una premonición, un mensaje y empecé a preparar las valijas. Revolviendo viejos baúles y armarios invadidos por la humedad, las polillas y la naftalina, encontré unos vestidos de años atrás que son perfectos. Van a necesitar algunos arreglos, habría que lavarlos, zurcirlos, quizás hacerles algunos bordados, pero ya habrá tiempo para ello más adelante. Me di cuenta de que con el asedio he adelgazado mucho, son exactamente mi talle. Quizás no me queden exactamente como antes y, aún así, apenas los probé me transfiguré: lejos de la actriz cuarentona, consumida hasta los huesos por el hambre y por la guerra, asomó una mujer joven y resplandeciente, lista para salir a escena.

Escucho, escuchen ustedes también a esa voz imponente que pide silencio a los espectadores para que dé comienzo la función y abran paso que aquí llega Milijana Zirojevic, la gran estrella bosnia recién llegada de Sarajevo. O mejor no, que dicen que estos nombres extranjeros, tan largos y complicados, no son los que penetran a lo profundo de las mentes, qué digo, el propio espíritu de la audiencia; aquí llega entonces Daisy Love, o no, mejor Kelly Key; o aquí llega Rhythm Rita, reciban ya a ¿Holly Honey? Difícil decisión. Habrá que discutirlo con (aunque qué sabe él de estrellas o de actrices) Hasan hoy mismo.

Mañana, luego de que él finalmente se vaya (a las 6 en punto, me ha dicho el vaivén de su silla), voy a ir a la Oficina de Correos para averiguar por qué no han llegado los papeles. Hasan dice que pueden haberse extraviado.


27 de Julio de 1993


Érase una vez una cenicienta bosnia.

M. Z. se levantó muy temprano para esperar a un hada madrina que nunca llegó. Alternando entre ratos de vigilia y otros de sueño ligero escuchó el concierto de balas, bombas, morteros y sillas-hamaca por dos horas, antes de partir al Pozoriste Mladin, el Teatro de la Juventud. Ensayó durante toda la tarde, olvidó tres veces sus líneas y debió sentarse en innumerables ocasiones, incapaz de permanecer en pie por culpa de los terribles mareos, de esa languidez que con insistencia le repetía que hace tiempo que no se alimentaba como era debido, que le reprochaba no haber comido un ćevapi(1) o un burek(2) por años. Tras salir del teatro se demoró dos horas en la fila por el agua, para luego acarrear los botellones plásticos hasta su casa, arrastrando los envases bajo los fogonazos de las bombas, el estallido de los disparos de los francotiradores.

Suspirando, con tristeza preguntó cuándo transformarían sus sucios harapos en suntuosos trajes, su zapallo en un avión a rayas azules y rojas con rumbo al este. El genio Hasan apareció súbitamente y le respondió, con voz profunda y crujiente, que debía tener paciencia...

Al parecer, este no es tiempo ni lugar para cuentos de hadas. ¡¿Paciencia?! ¡Si eso es precisamente lo que me está sobrando! Fue la gota que rebalsó el vaso, le advertí que mañana al alba no quería encontrar rastro alguno de su presencia en esta casa o tendría que sacarlo a patadas a él, a su valija y a su silla hamaca. El chirrido se mantenía constante, inmutable frente a las amenazas. A falta de respuesta, no me quedó otra opción que apelar a la fuerza bruta (es que este hombre no entiende razones, ya lo sé, como también sé que la puerta no tiene cerrojo, pero no voy a ser yo quien la abra, eso sí que no) y así es que comencé a golpear obstinadamente cada vez con más vigor, arrojé un par de platos, pataleé desesperada en el piso de la sala, gritando frenéticamente cuanto improperio me venía a la mente, injuriando a su padre, madre y demás parientes y clamando a los cielos porque se dignara a abrir si es que era hombre. Cuando ya estaba desparramada en el piso, llorosa, resignada, la puerta se abrió suavemente. Hasan me miró muy serio, en su vaivén sistemático, incansable, en fin, el de siempre, pero que esta vez prometía, tranquilizador, que mañana sí se iría, sin más demoras ni excusas, en fin, lo de siempre.

Me sequé los ojos, me soné los mocos y fui a dormir, a soñar con aviones, con telones, con garras, con Godot.

30 de Julio de 1993


Estragón:- No hay nada que hacer.


La obra progresa, pero muy lentamente. Parece que nunca terminamos o ni siquiera empezamos a aprender los parlamentos y cada vez falta menos para el estreno. Para peor, estamos todos tan cansados.

Hoy los ensayos terminaron temprano. Una bomba más, entre otras decenas, cayó esta mañana, pero mostró su clara voluntad de diferenciarse del resto matando a Zlaiko Sparavolo. Pobre hombre, desde que lo vi interpretando a Hamlet pensé que con esa figura tan grácil y esbelta, sería perfecto con bombín y zapatos de tap. Pero supongo que ya es tarde.

Me alegro de que Hasan siga aquí, a veces no soporto este caserón oscuro. Le pregunté cómo es qué todavía no nos colgamos del árbol de la esquina. Con mi vestido de pluma y lentejuelas. El se encogió de hombros y dijo que podríamos hacerlo. Aunque sería una lástima, una verdadera lástima.

Nos ahorcaremos mañana. A menos que venga Godot.


7 de Agosto de 1993


Estragón.- Sólo hay que esperar.

Vladimir.- Estamos acostumbrados.


Faltan diez días para el estreno y no ha llegado el vestuario de Estragón. Todavía no tengo ni mi bombín, ni las botas. Tampoco hay rastros de la zanahoria, seguimos aún ensayando con pancitos de Holiday Inn.

Hasan me preguntó hoy, por lo bajo, casi con vergüenza, si podría venir conmigo en mi viaje. Le dije que los papeles que llegarían me servían únicamente a mí y que conseguirlos costaba mucho dinero, pero le prometí que cuando estuviera allá lo ayudaría a contactarse con Gradevic para que pudiera viajar también.

No sé que podría hacer Hasan en América; el canto, el baile y el teatro ciertamente no le interesan. Intento imaginarlo ejerciendo distintas profesiones y no hay forma, solamente se me aparece él balanceándose en su silla de madera, mirando distraídamente la pared grisácea y manchada de humedad. Igualmente, le aseguré que si hoy llegaba el ansiado sobre, le permitiría ser mi guardaespaldas. Me miró asombrado, con los ojos muy brillantes; nunca lo había visto tan contento. Y les juro que, aunque parezca imposible, se levantó de su silla y se paseó por la sala conmigo. Encendimos muchísimas velas, hacía mucho que la casa no estaba tan iluminada. Me puse el vestido de plumas y él un traje gris desteñido y estuvimos ensayando varias horas mis futuros papeles. Zapateó por toda la casa, dando saltitos, yo lo vi mientras giraba como un trompo atrás de él canturreando rondas infantiles, arrojando las hojas del guión al aire como si ya se hubieran convertido en verdes billetes. Le pregunté entusiasmada por qué no partíamos hoy mismo. Hasan me recordó, desde su silla, con un solo crujido grave, que no podemos, hay que esperar el correo.

11 de Agosto de 1993


Vladimir.- Es difícil convivir contigo, Gogo.

Estragón.- Sería mejor que nos separáramos.

Vladimir.- Siempre dices lo mismo. Y siempre vuelves.


Lista de compras (para mi primera semana en EEUU)*

-Una boa de plumas (roja)

-Un sombrero con cintas y flores (negro)

-Un chocolate

-Labial rojo

-Una postal (con fotografía de la Estatua de la Libertad, para Hasan)

-Una revista Cosmopolitan

-Sandalias de taco aguja (doradas o plateadas)

-Un Curso de Inglés acelerado con libros y casettes, o un diccionario serbocroata- inglés, inglés-serbocroata

*Nota: Las compras no deben exceder jamás la suma de U$S 10, 30

¡Hasan se emocionó tanto cuando le conté de la postal! A la noche encontré bajo mi almohada un par de billetes arrugados. ¿Cómo llegaron ahí? No necesité ni acercarme a su habitación, porque él ya estaba respondiendo; me pedía, con chasquidos alegres, armoniosos, casi una canción, que también le compre y le envíe dos comics de Batman en los que aparezca el Guasón.

16 de Agosto de 1993

Mañana es el estreno. Si no estuviera tan cansada, esta noche no dormiría. La buena noticia es que hoy llegó el vestuario y la utilería de la obra. El sobre de papel madera, sin embargo, aún no ha llegado.

Hasan anunció que se irá mañana, después del estreno.

17 de Agosto de 1993


Vladimir.- Con esto hemos pasado el rato.

Estragón.- Hubiera pasado igual, de todos modos.

Vladimir.- Sí, pero menos rápido.


A la tarde

Escribo estas líneas a los apurones, mientras esperamos que termine de acomodarse el público para que dé comienzo al segunda función. La primera terminó hace minutos y fue todo un éxito, el teatro estaba desbordante de público, silenciosos, expectantes. No olvidé ninguna línea e incluso recordé cambiar mi peso de un pie a otro antes de salir corriendo a orinar. La forzada iluminación a velas crea un clima enigmático.

Hasan me vino a saludar tras bambalinas (sí, aunque no lo crean, les juro que vino, ahí estaba, con su silla) y me dijo, con una sonrisa cómplice, que el cartero estuvo en casa esta mañana.

A la noche

Cuando volví del teatro, el sobre me estaba esperando sobre la mesa. Mi nombre en letras grandes, mayúsculas. Súbitamente paralizada, lo miré, temerosa de que al tocarlo desapareciera. Las manos me temblaban y no atinaba a decir palabra alguna. Permanecí así unos minutos, hasta que de repente me precipité sobre él con movimientos espasmódicos y lo abrí. Estaba vacío.

Afuera, resonaban inalterables los proyectiles serbios, las balas. Adentro, un silla hamaca rechinaba en oscilación perpetua.



(1) Plato típico de la cocina tradicional bosnia consistente en pequeños trozos de carnes distintas cocidos a la brasa , acompañados de cebolla picada y servidos en un pan abierto.

(2) Empanada a base de hojaldre fino rellena de carne.

Proyecto Final de Narración. Proceso de escritura

8 de julio

Para mi Proyecto Final de Escritura, he decidido trabajar con el Territorio de la Guerra. Concretamente, me voy a centrar en el último texto de este cuadernillo: “Esperando a Godot en Sarajevo”, de Susan Sontag. En él se narra la experiencia de esta escritora y directora de obras teatrales durante el montaje de la obra “Esperando a Godot” en la ciudad de Sarajevo, durante el sitio que tuvo lugar en 1993.

La consigna a partir de la cual tengo pensado basarme está en el cuadernillo Viaje y Escritura. La propuesta es escribir parte de un diario imaginado de alguno de los actores elegidos por Sontag para representar “Esperando a Godot”, trabajando la construcción del personaje y de la historia a partir de la información que brinda el texto de esta autora. Mi intención es la de tomar a la Guerra como un escenario, inevitablemente influyente en la historia, pero sin un rol protagónico en la misma. Quiero centrarme en la construcción del personaje, sus deseos, aspiraciones y su historia de vida, que indudablemente continúa más allá del contexto histórico en que se desarrolle.

Estuve leyendo la obra “Esperando a Godot”, de Samuel Beckett. En un principio, conociendo tan sólo el título, me resultaba difícil prever de qué trataría ese libro. Era, sí, evidente que trataba de una espera; aguardar a un personaje llamado Godot. Tras haber leído el libro, me sentí aún más desorientada. Se trataba de una espera, sin duda, ¿pero qué más? Poco más que eso. Cada uno de los dos actos del libro de Beckett narra un día en la vida de Estragón y Vladimir. Dos días muy similares y que efectivamente anuncian a través de diferentes indicios un ciclo que se repite una y otra vez. Dos días en los que no parece tener lugar ningún hecho significativo, más allá de una espera que continúa, sin tener fin.

Vladimir y Estragón esperan a Godot junto a un camino, al lado de un árbol. No sabemos quién es este personaje, ni para qué desean verlo. Al final de cada día, un mensajero aparece y anuncia que el señor Godot no vendrá, pero que sin duda se presentará al día siguiente. Los personajes parecen estar atados a esta espera, se proponen emprender acciones que nunca llevan a cabo; enuncian la intención de irse de allí, pero continúan inmóviles. Mientras tanto, el tiempo transcurre.

En ambos actos, aparece en escena otra pareja de personajes: el cruel Pozzo y su esclavo, Lucky.

El desarrollo de los eventos es absurdo, nada sucede y los hechos, así como los diálogos, se repiten. Decidí investigar un poco acerca de este libro y su autor, para comprender a “Esperando a Godot”.

Descubrí que esta obra pertenece al Teatro del Absurdo. Este término abarca un conjunto de obras escritas entre las décadas de 1940 y 1960, que se caracterizan por una trama que parece carecer de sentido, el empleo de diálogos repetitivos y la falta de secuencia dramática. Frente a un mundo inexplicable que genera dudas y ansiedad, se elige recurrir a lo absurdo y la fantasía. Se trata de la expresión artística de la Filosofía del Absurdo de Albert Camus, que indica que la vida es inherentemente absurda y es imposible encontrar una explicación racional del universo. Postula que la existencia es insignificante: un conjunto de repeticiones inútiles, vacías y carentes de sentido, que se llevan adelante más por costumbre e inercia que por coherencia y lógica.(1)

Por lo tanto, la trama de “Esperando a Godot” busca de alguna manera reflejar el tedio y la carencia de significado que caracteriza a la vida humana. Presenta una pareja de personajes que, desde el principio hasta el final de la obra, siguen esperando frente a la dicotomía de un Godot que nunca llega y un suicido que nunca se atreven a llevar a cabo. El crítico Vivian Mercier resumió los dos actos de la obra afirmando que "nada ocurre, dos veces". Efectivamente, nada ocurre, nadie llega ni se va. (2)

Creo que estas ideas (el absurdo, la falta de sentido, la espera, con la fusión de esperanza y la desesperanza que conllevan) deben estar presentes en el diario que me propongo escribir. La consigna plantea la posibilidad de establecer un diálogo con la obra de Beckett, entre el actor y el personaje que representa. Pretendo trabajar en base a esto. Elegiré uno de los actores que menciona Sontag y estableceré relaciones entre él y el personaje que interpreta, llevándolos a actuar y reaccionar de forma similar. A su vez, este actor estará en la constante espera de un objeto que nunca llega, deseando ejecutar acciones que nunca concreta. Y, como ocurre con los personajes del libro, que funcionan en parejas, interactuará constantemente con un segundo individuo, estableciendo una relación de dependencia y complementariedad (como Pozzo y Lucky, o Vladimir y Estragón).

11 de Julio

Susan Sontag, en “Esperando a Godot en Sarajevo”, plantea que la elección de la obra a representar no fue arbitraria. Por el contrario, afirma que es como si Beckett la hubiera escrito precisamente por y para Sarajevo, ya que refleja claramente los sentimientos de los habitantes de esta ciudad sitiada, hambrientos, débiles, angustiados, desalentados, aguardando que una fuerza externa los salve o los proteja. Existía la continua esperanza de una intervención estadounidense que pusiera fin al sitio de la ciudad (dado lugar a chistes en el elenco en donde se hablaba de estar “Esperando a Clinton”)

Por cuestiones prácticas (la obra completa era demasiado extensa para representarla en un teatro caluroso, incómodo y sin sanitarios), Sontag optó por representar tan sólo el primer acto. Sin embargo, el motivo de tal decisión no fue solamente práctico. Esta directora plantea que la desesperación que contiene ese acto le pareció suficiente, llevándola a la resolución de dejar de lado al segundo, aún más pesimista y en el cual Godot, nuevamente, no llega. De alguna manera, deseó plantear la esperanza de que este segundo acto podría ser distinto.

Sontag afirma que el Godot que ella decidió representar estaba, debido a la situación que vivían los habitantes de la ciudad, lleno de angustia, tristeza y violencia. Sobre el final del primer acto, el mensajero de Godot, encargado de anunciar que él no vendrá, era recibido violentamente y maltratado por Estragón y Vladimir. Cuando éste se marchaba, la pareja protagónica quedaba triste y silenciosa. Vale aclarar que Sontag trabajó con tres parejas de Vladimires y Estragones: una compuesta por hombres, otra por mujeres y una tercera conformada por un hombre y una mujer.

Si bien la autora habla de la espera de la intervención estadounidense que tenía lugar en Sarajevo, estableciendo un paralelismo con la del libro de Beckett, yo no deseo trabajar con ello. Como planteé antes, mi intención es centrarme en el personaje, en quien escribe el diario y no en el contexto socio histórico. En parte, creo que es adecuado porque por lo general quien escribe un diario íntimo suele volcar en él sus deseos, miedos, vivencias personales y la escritura acostumbra estar especialmente teñida de subjetividad y centrarse en intimidades y secretos.

Tengo en mente un personaje femenino, una actriz nacida en Sarajevo que, influenciada por películas hollywoodenses, desea profundamente convertirse en una estrella de cine y music hall. Está en la constante espera de un sobre de papel madera que contiene los papeles falsos que le permitirán salir del país y dirigirse a Estados Unidos, para hacer realidad su sueño y ser lanzada al estrellato. Estos estarían siendo gestionados por un individuo que le promete fama y dinero, asegurándole que la pondrá en contacto con personas del mundo del espectáculo tan pronto llegue a América. Los papeles, sin embargo, nunca llegan y se entrevé que el personaje ha estado en la espera de ellos por un largo tiempo. Planifica constantemente acciones que nunca puede concretar. Quiero darle a la historia una atmósfera con el tono absurdo y de falta de sentido de “Esperando a Godot”.

15 de Julio

Siguiendo la sugerencia del cuadernillo, estuve investigando sobre la vida y obra de Susan Sontag. Esta novelista y ensayista norteamericana, fallecida en 2004 a los 71 años, ejerció la docencia, dirigió filmes y obras teatrales e incluso fue una reconocida fotógrafa. Esta reconocida activista de los derechos humanos ejerció como presidente del Pen American Center, la organización internacional de escritores dedicada a la libertad de expresión y el desarrollo de la literatura, a partir de la cual dirigió campañas en defensa de escritores perseguidos y encarcelados. Era famosa dentro de los círculos intelectuales por sus declaraciones controvertidas y su actitud provocadora, así como por su visión crítica de Occidente y sus ideas de izquierda.

En 1993 acudió a Sarajevo, donde dictó clases en la Academia Dramática y montó la obra “Esperando a Godot”, estrenada el 17 de agosto de ese mismo año, contando con un fuerte apoyo del escritor español Juan Goytisolo. Si bien ya había estado en la ciudad pocos meses antes, sentía que ya no podía seguir siendo solamente una testigo: quería realizar un aporte, actuar, ayudar y únicamente podría hacerlo desde su posición de escritora y directora de cine y teatro. De esta experiencia surgiría su ensayo “Ante el dolor de los demás”.

El viaje es recordado como una de las demostraciones más famosas y difundidas de compromiso de un escritor con el mundo y la llevó a ser nombrada “Ciudadana de honor” por el alcalde de esta ciudad. Sontag criticó fuertemente a los escritores que se rehusaron a viajar a Bosnia y pidió públicamente la participación de países occidentales en el conflicto. En 1994 recibió el Premio Montblanc por su labor cultural en Bosnia. (3)

También estuve profundizando sobre el contexto histórico y las causas del sitio de Sarajevo, durante el cual esta escritora montó su obra. Llevado a cabo por las fuerzas serbias de la República Srpska y el Ejército Popular Yugoslavo, fue el asedio más largo en la historia de la guerra moderna: se extendió desde el 5 de abril de 1992, día de la declaración de independencia de Bosnia y Herzegovina, al 29 de febrero de 1996. Se estima que durante él más de 12.000 personas murieron y más de 50.000 fueron heridas. Gran parte de ellas eran civiles, lo cual ocasionó, junto con las migraciones forzadas, una importante baja en la población de la ciudad.

Se desarrolló durante la guerra de Bosnia. Este conflicto internacional fue causado por una compleja combinación de causas políticas y religiosas, entre ellas las exaltación del nacionalismo y la crisis política, religiosa y se seguridad producidos tras el fin de la Guerra Fría y la desintegración de Yugoslavia.

Tras este último acontecimiento, se declaró la independencia de Croacia y Eslovenia. Poco tiempo después, en 1992, el pueblo de Bosnia-Herzegovina decidió independizarse de Yugoslavia a través de un referéndum. Sin embargo, líderes nacionalistas serbiobosnios, como Radovan Karadzic, y serbios, como Slobodan Milosevic, tenían como objetivo que todos los serbios, dispersos por las distintas repúblicas que habían conformado Yugoslavia, vivieran en un sólo país. Por este motivo, la votación fue boicoteada por los serbiobosnios y se produjo una división en el Ejército Popular Yugoslavo. Aquellos fieles al referéndum conformaron el Ejército de la República Bosnia-Herzegovina, en tanto que los serbios se unieron en el Ejército de la República Srpska .

En el contexto de esta guerra tuvo lugar el sitio de Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina. Las principales carreteras que conducían a la ciudad fueron bloqueadas y lo mismo sucedió con los envíos de alimentos y medicinas. También fueron interrumpidos los servicios públicos, como el agua o la electricidad. Las fuerzas serbias, aunque mejor armadas, eran inferiores en número a los defensores bosnios de la ciudad. Por ese motivo, luego de que sus intentos iniciales por hacerse cargo de la ciudad fracasaran, las fuerzas de asedio bombardearon la ciudad desde las montañas, para debilitarla.

La segunda mitad de 1992 y la primera de 1993 fueron los peores momentos del sitio. Los bombardeos eran continuos y los francotiradores tomaron la ciudad, llevando a que la avenida Bulevar Mese Selimovica, prácticamente imposible de cruzar sin la ayuda de los blindados de la ONU, fuera conocida como “Avenida de los francotiradores”. Algunos barrios de la ciudad fueron tomados por los serbios.

Para contrarrestar esta situación, el aeropuerto de Sarajevo fue abierto al transporte aéreo de la ONU a fines de 1992, pasando a ser fundamental para la supervivencia de los ciudadanos. También el túnel de Sarajevo, terminado a mediados de 1993, jugó un importante rol, permitiendo la entrada y salida de suministros y de los habitantes. Permitió también, junto con el mercado negro, eludir el embargo de armas internacional que aplicaron algunos de los países más importantes del mundo al ejército bosnio, con la excusa de que más armas se traducirían en más muertes.

Los informes indican que hubo un promedio de aproximadamente 329 impactos de proyectiles por día durante el sitio y un máximo de 3.777 impactos fue alcanzado el 22 de julio de 1993. El bombardeo constante ocasionó graves consecuencias en la ciudad, tanto para los civiles como para los bienes culturales. Prácticamente todos los edificios de Sarajevo sufrieron algún grado de daño y 35.000 fueron completamente destruidos, entre ellos hospitales y complejos médicos, centros y medios de comunicación, plantas industriales, edificios gubernamentales y militares y las instalaciones de Naciones Unidas. Algunos de los más importantes fueron el edificio de la presidencia de Bosnia y Herzegovina, y la Biblioteca Nacional, que ardió con los miles de textos irreemplazables que preservaba en su interior. Uno de los textos del ”Territorio de la Guerra” (“Memoricidio”, de Goytisolo), se refiere particularmente al incendio de esta biblioteca.

Durante el asedio, la prensa internacional estuvo alojada en el hotel Holiday Inn, ubicado en la Avenida de los Francotiradores. Aquí también se hospedó Susan Sontag.

Los impactos de mortero dieron lugar a matanzas masivas. La mayor de ellas tuvo lugar el 5 de febrero de 1994: fue la masacre del mercado de Markale, que tuvo un saldo de 68 muertos y 200 heridos. Levó a la ONU a emitir un ultimátum para que las fuerzas serbias retirasen sus armas pesadas, tras el cual se tendrían que enfrentar a bombardeos aéreos. Los serbios finalmente cumplieron, llevando a una importante disminución de los bombardeos. Este fue el principio del fin del sitio de Sarajevo.

En 1995, tras la segunda masacre de Markale, en la que 17 personas murieron y 90 fueron heridas, las fuerzas internacionales entraron en acción: la OTAN atacó depósitos de municiones servios y otros lugares estratégicos. Serbia fue perdiendo terreno tanto en Sarajevo como en otros lugares, frente a la ofensiva bosnia y croata, y la ciudad fue recuperando lentamente servicios básicos como el agua y la electricidad .

En octubre de 1995 se declaró un alto al fuego y ese mismo año se firmaron los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra. En febrero de 1996 se declaró oficialmente el fin del sitio de Sarajevo.

La ciudad había sufrido grandes daños durante los cuatro años que duró el asedio, el cual revirtió el período de crecimiento y desarrollo que experimentaba la ciudad anteriormente. Asimismo, se produjeron cambios en la población. La ciudad constituía un modelo para las relaciones interétnicas. Sin embargo, durante el sitio, las fuerzas serbias llevaron adelante una limpieza étnica en las partes de la ciudad que controlaban, además de realizar cientos de asesinatos y violaciones de mujeres bosnias. A su vez, gran parte de los serbios que vivían en zonas bajo control bosnio tuvieron que trasladarse. Por este motivo, tras el final de la guerra, la ciudad quedó dividida en dos zonas. Cada región pertenece a una de las dos entidades que conforman Bosnia y Herzegovina y cuenta con supremacía étnica bosnia y serbia en su correspondiente sector.(4)

16 de Julio

Bosnia y Herzegovina es un país de Europa central ubicado en la península Balcánica, independizado de la República Federal Socialista de Yugoslavia tras la Guerra de Bosnia. Conviven en él tres grupos étnicos: croatas (católicos), serbios (ortodoxos) y bosnios (musulmanes).

Según lo determinando por la paz de Dayton, el país está descentralizado y compuesto por dos entidades políticas: la Federación de Bosnia y Herzegovina (compuesta por croatas y bosnios) y la República Srpska (formada por serbios).


Sarajevo es la capital y la ciudad más grande de Bosnia y Herzegovina. Es su centro administrativo, económico, cultural, educacional y deportivo. Se ubica cerca del centro del país y está atravesada de este a oeste por el río Miljacka. Posee un clima continental típico, con veranos cálidos e inviernos fríos durante los que suele nevar. El mes más cálido es julio y el más frío, enero.

Cuenta con una población de aproximadamente 600.000 habitantes, de los cuales un 77,4% son musulmanes bosníacos, un 12% son serbiobosnios y un 7,5%, bosniocroatas. Durante siglos, fue una ciudad en la que musulmanes, serbios, croatas, turcos y judíos cohabitaron pacíficamente, en un clima de tolerancia. La guerra que tuvo lugar en la década de 1990 significó un quiebre en este aspecto.

Predomina la arquitectura de influencia árabe, pero también se conservan edificios góticos y del barroco. Sin embargo, muchos monumentos han sido dañados o destruidos durante la guerra de Bosnia. Aún se conservan muchos templos y mezquitas, así como los Baños Turcos.

La economía de la ciudad se basa en industrias transformadoras (como la producción y procesamiento de alimentos y bebidas, tabaco, productos químicos, textiles o materiales de construcción) y el turismo. (5)

21 de Julio

En el Territorio de la Guerra se incluyen fragmentos de dos libros del periodista español Juan Goytisolo: “Cuadernos de Sarajevo: anotaciones de un viaje a la barbarie” y “El sitio de los sitios”. Ambos transcurren en el mismo espacio y tiempo: Sarajevo, durante el asedio. Sin embargo, el primero de ellos lo aborda desde la no ficción, en la forma de una crónica, en tanto que el segundo es un texto ficcional. En relación a mi proyecto de escritura, creo que la lectura de estos textos es interesante y útil en tanto que ambos plantean formas distintas de aproximarse a un mismo territorio, precisamente el de la guerra, y porque transcurren en el mismo espacio y tiempo en el que me estoy situando. Siento que cada texto que leo sobre el tema me permite adentrarme más profundamente en este espacio tan lejano y desconocido; son distintas lentes a través de las cuales mirar a esta región.

El primer fragmento, “Memoricidio”, forma parte de “Cuadernos de Sarajevo”. El tema aquí son los daños que ocasionó la guerra en la ciudad. Y se centra principalmente en un caso: la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, antiguo Instituto de Estudios Orientales, que albergaba miles de manuscritos árabes, turcos y persas. Para Goytisolo, no se trató simplemente de una pérdida material o física, sino que consistió en un auténtico memoricidio: el intento de borrar por la fuerza toda huella islámica de la Gran Serbia, destruir todo rastro de la memoria colectiva, de la historia del pueblo musulmán bosnio.

Como Sontag, Goytisolo se indigna frente a la destrucción de Sarajevo, no sólo material sino en tanto espacio cosmopolita, multicultural, multiconfesional, multinacional: de encuentro, de amalgama. Y creo que aquí hay un punto clave: los múltiples niveles en el daño que provoca una guerra. ¿Qué se pierde, además de vidas, además de edificios e infraestructura? ¿Qué ocurre con el daño moral o espiritual, con los valores, las formas de vida, la identidad, la propia esencia que anima a la ciudad o nación en conflicto?

En “El sitio de los sitios”, uno de los protagonistas es un historiador que pasaba gran parte de su tiempo en el interior de la biblioteca incendiada, adentrado en sus investigaciones. Tras la destrucción de todos sus documentos y archivos en el incendio, se ve obligado a emplearse provisoriamente como recepcionista en el Holiday Inn. Y lo que el plantea es, precisamente, que “el pesar y desánimo que me corroen no provendrían de las dificultades de la vida cotidiana ni de la muerte que sin cesar nos acecha: nacen del derrumbe de un sueño, del hundimiento de una encrucijada de culturas y saberes, de la pérdida de una ciudad que vivió confiada y alegre hasta la asfixia mortal del asedio”. La raíz de su sufrimiento está, para él, en “la desolación interior, descuaje de la razón de ser, saqueo y aventamiento de nuestra memoria”. Un amigo muy cercano del historiador afirma, por su parte , que “de la larga lista de males que padecemos tal vez sea la soledad el peor castigo”.

Creo que el aporte de este último fragmento es el de introducir una mirada microscópica para permitirnos ver el impacto puntual de la guerra en la vida de quienes están involucrados en ella. Es un nivel de acercamiento mucho mayor, a individuos concretos y hechos específicos que toman para ellos un sentido e importancia unívocos. Precisamente por ello, el acento no está en la guerra, la historia que se cuenta es otra, pero siempre afectada e incluida en una trama histórica que la circunda y penetra.

1 de Agosto

Un problema que me surgió en la escritura del proyecto es el hecho de que, como mi historia se basa en situaciones que se reiteran una y otra vez cada día (el sobre de papel madera que nunca llega, el constante anuncio de la partida de Hasan), sentía que se tornaba monótona o aburrida. El desafío, creo, está en contar lo mismo en formas distintas y eso es lo que he intentado hacer, con mayo o menor éxito.

Estuve leyendo los fragmentos de los libros “El interior” y “Larga distancia”, de Martín Caparrós que aparecen en los cuadernillos “Viaje y escritura” y “Territorio de Misiones”. Ambos contienen una recopilación de crónicas escritas por este periodista durante sus viajes. En el caso de “El Interior”, todas ellas se refieren a distintas zonas de nuestro país, en tanto que aquellas incluidas en “Larga distancia” dan cuenta de sus experiencias en el exterior.

En algún punto, siento que hay una conexión entre este tipo de escritura y el diario en el que estoy trabajando. Caparrós hace “el relato de un viaje, el ínfimo fragmento de una vida”, “retratos del tiempo”. Y eso mismo es un diario íntimo. Si bien en este último caso el único viaje que se plantea es el de la vida misma, se trata también de dar cuenta de las propias experiencias, poner a disposición del otro fragmentos de la propia existencia.

En “El Interior”, es interesante la variedad de recursos a los que apela Caparrós en su narración: se intercalan fragmentos ensayísticos, poemas haiku, descripciones de lo que observa, diálogos, que hacen que la lectura sea mucho más amena.

Creo que lo que me aporta la lectura de estos textos es, en este caso, la diversidad de recursos a la hora de narrar, las posibilidades estilísticas a las hora de narrar una experiencia. Si bien no tengo pensado incorporar poemas al diario, sí me parece interesante la opción de emplear cambios en tipo de narrador u otras variaciones para darle más dinamismo a la lectura.

8 de Agosto

Ya hace varios días que terminé (si es válido utilizar esta expresión) mi Proyecto de Narración. Volví a releerlo algunas veces, tras dejar pasar un tiempo, para hacer correcciones, haciendo uso de esta toma de distancia que el paso de los días permite.

Creo que el texto concuerda con lo que originalmente me había propuesto escribir en varios aspectos, aunque es probablemente bastante menos oscuro de lo que había supuesto. Pero es cierto que a la hora de escribir, los personajes y la historia toman un rumbo propio. No pude evitar que Milijana y Hasan tengan una actitud mucho más cómica y llena de vida de la que me había propuesto inicialmente y eso no me parece negativo.

Así que aquí está el texto, aún abierto a sugerencias y modificaciones, listo para ser subido al blog del Taller.


31 de Agosto

Cuando terminé la primera versión de “Diario de espera”, no quedé conforme con el resultado. No sabía exactamente por qué. Algunos párrafos me gustaban, otros no tanto y el efecto general tampoco me convencía demasiado.

Afortunadamente, sugerencias de mis compañeros y el debate en clase sobre mi texto y otros me ayudaron a identificar qué era lo que quería cambiar. Sentía que el cuento no se definía. No terminaba de tomar protagonismo ni la relación de Hasan e Milijana, ni la obra en la que ella actuaba, ni el contexto en que vivía. Es cierto que lo que más se aproximaba al primer plano era la relación de los dos protagonistas, pero aún así, me parecía en alguna medida difusa. Y eso era en parte porque al escribirlo, yo no me había decidido en ciertos aspectos y el cuento sufría algo de esa indecisión mía: esa oscilación, esa duda se podía percibir.

Por ese motivo, tras descubrir que lo que más había interesado a mis lectores talleréuticos había sido la relación de Hasan y Milijana, decidí centrar el cuento más específicamente en ella, principalmente en la figura de Hasan y ese ruido en el que su presencia se traducía, que resultaban lo más interesante del relato. Esto ya estaba en parte dado, pero decidí profundizarlo más y dejar claramente de lado el contexto (con unas referencias bastaba, nunca pretendí centrarme en él) y la obra “Esperando a Godot” (para la protagonista no constituye una preocupación central, desde el principio afirma que no es el papel que busca). Además, tomé definitivamente la decisión de que Hasan no hable ni se mueva, que sólo se comunique a través del sonido que hace su silla hamaca al balancearse, aunque dejé que en algunas escenas queden zonas grises y ambiguas al respeto, que el lector podrá o no atribuir a desvaríos de la mente de Milijana. Esta atmósfera de misterio hace que la figura de Hasan y su relación con la protagonista pasen a constituir esa segunda historia de la que habla Piglia, cifrada en la primera y que es clave de la construcción del cuento.

Finalmente, traté de dejar más definido el motivo por el que Milijana escribe el diario, estrechamente relacionado con sus aspiraciones. Entiendo que, además, su inclusión permite caracterizarla aún más en su condición de soñadora.

Por otra parte, incluí varias citas del libro de Beckett a lo largo de la historia, que se encuentran estrechamente relacionados con ella. Creo que ayudan al lector a establecer el paralelismo entre ambos relatos, aún si nunca leyó la obra. Logran reponer en parte esos conocimientos ausentes. Algunos compañeros me comentaron luego que esto había resultado efectivo.

En conclusión, puedo decir que ahora quedé mucho mas conforme con el resultado y este se acerca bastante más a ser el final de la historia de esta historia y, en consecuencia, de este proceso.



1- Artículos “Teatro del Absurdo” y “Filosofía del Absurdo”, Wikipedia

2- Artículo “Esperando a Godot”, Wikipedia

3-Artículo “Susan Sontag”, Wikipedia e información extraída de los sitios http://www.susansontag.com/, www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sontag.htm, http://www.fundacionprincipedeasturias.org/

4-Artículos “Sitio de Sarajevo” y “Guerra de Bosnia”, Wikipedia

5-Artículos “Sarajevo” y “Bosnia y Herzegovina” , Wikipedia. Información extraída de los sitios http://www.sarajevo-guide.com/ y http://www.sarajevo.ba