lunes, 2 de junio de 2008

Notas de lectura de "Tesis sobre el cuento", de Piglia

Para Piglia, “todo cuento cuenta siempre dos historias”. Una de ellas es evidente, visible; la otra es secreta y se la refiere en forma cifrada. Lo que es trivial en una de las historias, es fundamental en la otra. La estrategia del relato, los problemas técnicos que plantea el cuento surgen de la cuestión de narrar una historia mientras se narra otra. Por ese motivo, el relato secreto es la clave de la forma que el cuento toma finalmente.

El modo en que la historia secreta y la visible se entrelazan puede variar según el autor y el acercamiento que éste plantee.

En “La forma de la espada”, Borges cuenta dos historias, una dentro de la otra. La primera se desarrolla en Tacuarembó, pero no es más que una excusa para introducir un segundo relato, que tiene lugar en la Guerra de Independencia de Irlanda, a principios del siglo XX y es clave para presentar el relato secreto.

El cuento inicia con la presentación del “Inglés de La Colorada”, a partir de los rumores que corren en la zona sobre su oscuro pasado. Nos enteramos que, en uno de sus viajes por el norte, el narrador es forzado por las condiciones climáticas a pasar la noche en La Colorada y entabla conversación con este individuo. Descubre que en realidad es irlandés y lo interroga sobre la cicatriz que cruzaba su cara, sobre la que circulaban misteriosas historias. Su interlocutor aceptar narrar el origen de esta marca bajo la condición de “no mitigar ningún oprobio, ninguna circunstancia de infamia”. El inglés introduce la figura de un compañero que conoció durante la Guerra de Independencia: John Vincent Moon. Es presentado como un cobarde y resulta ser, finalmente, un traidor que, pese a deberle la vida, lo delata, vendiéndolo a los ingleses. Sin embargo, el dueño de La Colorada lo descubre en plena transacción, lo persigue y logra alcanzarlo para marcar su cara con una cicatriz. Es aquí cuando el Inglés finalmente devela que él es Vincent Moon y que aquel a quien denunció fue finalmente fusilado. La estrategia de ocultar su identidad habría sido una táctica para que escuchara la historia hasta el final.

En “La forma de la espada”, encontramos la variante que, de acuerdo a Piglia, Borges introduce en el relato. Consiste en referir las maniobras que efectúa su personaje (en este caso, el inglés) para construir una trama secreta a partir de los materiales de la historia visible. Esta construcción cifrada se torna el tema del cuento. Elementos que parecen accesorios cuando leemos por primera vez la narración que desarrolla este individuo sólo toman sentido cuando descubrimos su verdadera identidad. Esto sucede, por ejemplo, con el hecho de que no le moleste ser llamado inglés, pese a ser irlandés. La historia secreta sólo termina de asomar en la superficie al final de la historia, pero cuando lo hace todas las piezas del rompecabezas terminan de encajar y vemos una imagen clara y relativamente libre de ambigüedad.

Chejov, en “En el mar. Cuento de marineros”, entrelaza la historia secreta y la visible de manera diferente. Quienes la protagonizan son dos marineros, padre e hijo, a quienes la fortuna ha sonreído, pues han sido los elegidos para disfrutar del emocionante espectáculo que tendrá lugar en el camarote de luna de miel, a través de dos orificios efectuados en la pared. A través de estas perforaciones, tenemos acceso a la transacción que se realiza entre el matrimonio que habitaba el camarote y una pareja de ingleses que viajaba en el barco. Presenciamos la discusión entre el pastor y su enamorada; las amenazas que culminan en la conformidad de la joven, pese a su sufrimiento interno; el ingreso del inglés en el camarote; el pago que éste realiza al pastor.

La historia 2 en este caso no termina de aparecer en la superficie, pero podemos distinguirla a partir de aquello que no se dice, lo que permanece implícito. En este sentido, nos encontramos con la versión moderna del cuento de la que habla Piglia. Se trabaja sobre la tensión entre ambas historias sin resolverla nunca, trata a ambas como si fuesen sólo una. Siguiendo la Teoría del Iceberg de Hemingway, lo más importante jamás se cuenta. No sabemos que ocurrió verdaderamente entre estos dos matrimonios, así como tampoco lo saben los marineros, aunque podemos adivinarlo a partir de los indicios que nos son ofrecidos.

Es interesante la atmósfera que logra Chejov, donde las referencias al clima reflejan el estado anímico del marinero que cuenta la historia. Un ambiente tenso y sofocante, un frío estremecedor, una oscuridad que refleja la que él percibe en su interior. La tensión llega a su punto culminante al final del relato, donde es de alguna manera solucionada, y la lluvia otoñal se desata. También vale rescatar el planteo que realiza el marinero en el inicio de la historia, la idea de que “un marinero puede ser la criatura más inmunda de la tierra”. Creo que con el desarrollo se lo coloca en tela de juicio: la transacción entre el pastor y el inglés son presentados como de una bajeza todavía mayor, a punto tal que, al final de la historia, el marinero, aun confesándose como despreciable y carente de virtud, se siente vivamente conmovido, impresionado, asustado por los hechos que acaba de presenciar.

En el tercer cuento al que me referiré, “¿Por qué no bailan?”, de Carver, la historia secreta se presenta de la forma más inaccesible, y es por eso que he decidido dejarlo para el final.

Un hombre traslada todos sus muebles al jardín de su casa; acomoda lámparas, camas, chiffoniers, sillas exactamente de la misma manera en que se encontraban en el interior; realiza las conexiones eléctricas correspondientes para que todo funcione perfectamente. Nunca sabremos por qué ha colocado todas sus pertenencias en el exterior, aunque algunas pistas son dadas. Se menciona a una figura femenina, “ella”. “Su lado y el lado de ella”. El hombre piensa “en ello” mientras bebe su whisky, pero jamás descubrimos de qué “ello” se trata.

Una joven pareja que está amueblando un departamento observa la escena y supone que se trata de una liquidación casera. Exploran los objetos en exhibición; compran la cama, la televisión, un escritorio. Bailan un rato al compás de la música que surge del viejo tocadiscos; al partir, el hombre se los obsequia, junto con unos viejos vinilos.

Al final del relato, la chica que había comprado los objetos para su departamento no puede dejar de relatar lo que le ha sucedido. Evidentemente, la historia ha sido para ella mucho más que una anécdota, encierra un importante significado que no es revelado. Adivino que ella tampoco lo comprende con claridad y busca entender algo más a través de la repetición, pero, finalmente, termina por rendirse. El lenguaje no basta para hacer inteligible lo que ha ocurrido ni lo que siente en toda su profundidad

Queda mucho por decir, pero podemos entrever la historia secreta: una mujer que ya no está, una separación, el remate de los restos del naufragio. Carver narra a partir de silencios, de omisiones; una vez más, nos encontramos con la versión moderna del cuento. Por detrás de una anécdota trivial, se oculta una historia por contar, la tensión de una pérdida, la melancolía, quizás una reflexión sobre el vacío de la vida.

En síntesis, hemos visto cómo las dos historias que encierra cada cuento pueden ser trabajadas y explicitadas en formas y grados muy diferentes. Personalmente, opto por el misterio; prefiero los cuentos evasivos, al estilo de Chéjov y Carver, donde el relato secreto es apenas bosquejado y el trabajo de interpretación queda, en gran medida, en manos del lector.

1 comentario:

Lisandro Gallo dijo...

Que bueno que hayas posteado sobre este texto, en la cursada no se le dio mucha bola pero revela muhco sobre la construccion del cuento como género y es una especie de "pequeño diccionario ilustrado" de los paradigmas de cuento. Yo particularmente lo leí y lo releí. Lo de Carver es excelente, como vos decís narra a traves de los silencios y omisiones, el tipo usa a su antojo las elipsis y es en definitiva el lector el que ordena el tiempo del relato y construye a partir de etsas ausencias temporales. A mí particularmente me resulta muy cinematográfico, de hecho si lees un guion literario es muy parecido a un cuento de Carver, donde hay muchas imágenes, mucha accion, diálogo, y casi nada de artilugios estilísticos; es una lectura muy despojada, minimalista, como ladrillitos de rasty dados al lector para cosntruir una historia. Muchso dicen que el dueño de este estilo no era Carver sino su editor que le sacaba a su antojo cantidad de palabras a sus cuentos, no se si es mito, pero es lo que circula por ahí.