lunes, 12 de mayo de 2008

“Cuba. La revolución y La Habana contemporánea”






La muestra de fotografías “Cuba. La revolución y La Habana contemporánea” se inauguró el 8 de mayo en el Palais de Glace y permanecerá abierta hasta fines de este mes. Propone un recorrido histórico y actual por esta isla caribeña a partir de las miradas de seis fotógrafos.

Cuatro de ellos, Liborio Nobal, Alberto Korda y Osvaldo y Roberto Salas, son cubanos y ofrecen un mosaico de imágenes de la revolución tomadas en los años cincuenta y sesenta. Se entremezclan las escenas formales y oficiales, como el encuentro de Fidel Castro y Hemingway o su arribo al aeropuerto de Venezuela, con otras sumamente cotidianas y desestructuradas: el Ché riendo, Fidel tendido sobre una hamaca, fumando o paseando por su despacho. Entre ellas, encontramos la fotografía más reproducida de la historia y, a la vez, la más famosa de Ernesto Guevara: el retrato “Guerrillero heroico”, tomado por Korda.

Los fotógrafos Dunbar y Cohen, por su parte, ofrecen una visión actual de la isla, cada uno desde una perspectiva diferente. El australiano Andrew Dunbar invita a un recorrido en blanco y negro que se detiene sobre todo en la arquitectura de la ciudad, en tanto que Martín Cohen, holandés, propone un acercamiento mucho más íntimo y en colores a los cubanos.

Automóviles que parecen escapados de una vieja película en blanco y negro, edificios descascarados donde la colorida pintura se cae a pedazos sin que nadie parezca advertirlo, calles semidesiertas donde los niños juegan en las veredas; La Habana se parece de a ratos a San Telmo, un día de semana a las cuatro de la tarde. Las imágenes nos transportan a una ciudad donde la vida se desenvuelve como si el reloj se hubiera detenido a la hora de las siesta. Las imágenes religiosas, los crucifijos e iglesias se confunden con recuerdos de la revolución, que cuelgan de las paredes o se asoman desde un viejo televisor, y con algún fragmento de la cultura pop y del marketing infiltrado sigilosamente por alguna hendija. Los cubanos construyen sus vidas en esta escenografía: entre sombreros de paja, habanos, ruleros, van al almacén, tiene hijos, envejecen.

Las fotografías de Cohen, especialmente, evidencian una aproximación muy íntima y personal a la gente, que se refleja en planos de una cercanía casi incómoda, donde cada una de las arrugas que cruzan el rostro de estas personas asume un nombre propio. Personajes como Alberto, su vecino y Mario nos enfrentan sin recelos, despertando emociones encontradas, profundamente humanos aunque, de a momentos, grotescos.

La exhibición es recorrida por muchas personas, quizás porque es domingo y la entrada es gratuita. El público es muy variado. Un muchacho joven posa con un gorro verde similar al de Castro frente a un retrato del Ché, mientras su novia le saca un foto. Una mujer de mediana edad comenta a su acompañante señalando la simbólica fotografía “David y Goliat”, que muestra a un Fidel Castro empequeñecido pero desafiante, contemplando el imponente monumento a Abraham Lincoln.

La controvertida historia cubana hace prácticamente imposible que dejemos de formarnos alguna representación de esta sociedad. Aun aquellos que nunca hemos visitado esta isla, hemos construido una imagen fragmentada de Cuba, llena de ecos; un rompecabezas conformado por visiones sueltas, entremezcladas que nos llegan a través de los medios, de aquello que nos cuentan y que nos imaginamos. Desde esta perspectiva, la propuesta de la exhibición es especialmente atractiva e interesante porque introduce otras miradas, más personales, a este mosaico. Cuba se despliega en sus diferentes facetas a través de la lente de fotógrafos locales y extranjeros, contradictoria, anacrónica, pero llena de vida.

1 comentario:

Explorando dijo...

..si que es dificil pensar cuba...

...todo un desafio...