jueves, 22 de mayo de 2008

¿Elementos residuales? Williams invade mi vida

Estos son algunos de los poemas que escribí hace unos años, en otra momento de mi vida. No están elaborados con una pretensión específicamente literaria, sé que desde ese lugar se pueden trabajar muchísimo; en su momento no tuve otra opción que escribirlos, lo pedían, necesitaba expresar ideas que no podía plasmar de ninguna otra manera y esa eso lo que importaba. Y acá están. Quizás sean algo cursis, es cierto, pero me parece que más allá de todos sus efectos, logran transmitir algo del estado de una persona en un momento determinado, una suerte de angustia existencial, y por eso elijo compartirlos. Blogspot se niega a postearlos con el formato que tienen en realidad, que juega mucho más con los espacios en blanco. No encuentro manera de que aparezcan como están armados originalmente.

Sin numeración

Temporales líneas ondulantes

y

yo transito

estremecida por variables

pasiones, violentas

angustias; temo,

ansío,

odio y

remordimientos.

Tiemblo y caigo, arrastro, ruedo, sufro

y aun sigo, pese a todo

y la luz,

la que mueve y cambia

y duda. Creo. Dudo.

No,

no existe, no hay destino. Es claro, pues:

no hay camino.

Sola, vago, ¿dónde?

Allí,

aquí,

en todo,

en todos

las opciones, elecciones

y el azar caprichoso, el tirano

¿No hay verdad? No me equivoco.

Pierdo a lo sumo, supongo.

No sé. Y no sé esto, ni nada,

si ahora, o siempre, a veces, nunca

hago bien o mal, si algo

hago, si algo queda

de mi acción, si ésta vale,

si alguien juzga o me contempla,

si evalúan o

es la nada...¿es

el vacío lo que inunda

las alturas?

Sí, y conmigo, en todos lados,

me rodea, se aproxima, espeso

y este ruido que ensordece

y cubre esta masa informe, sí,

la esconde;

es el ruido

lo que asfixia, lo que angustia;

es el ruido que hacen todos

que hace todo

y es el ruido obligatorio,

necesario, es el ruido

tan sensato

como odioso

que es cadena,

que te arrastra,

que te aprieta,

que te ciega,

quien te mata.


Poema XIX

Cíclicos

tus

fragmentos

olvidados con cuidado

en bolsillos de

mi mente

se reúnen sin ayuda. Se refunden:

te recrean,

regeneran

el vago eco impreciso

del perfume

suspendido

en tiempo, en espacio

y se enciende

de misterios

la impresión de tu expresión;

yo me hundo en tus visiones,

chapoteo en tu vacío

y emerjo, pronto,

aferrada a tus

(mis)

breves, escasos momentos

de lucidez repentina

para danzar por la casa,

inflamada

de alegrías infernales.

Mas después me desintegro

en angustiosos fluidos;

sólo luego me rehago,

te rehuyo,

te rebusco, te rearmo.

Aquí estás,

reciclado vos flamante

Y ya no sos,

sin embargo.

1 comentario:

An! dijo...

Me encantaron...me inspira un impulsivo sentimiento, como un grito profundo que se ahoga, que llega a recorrer todo el tayecto desde los pulmones, como una fuerza rebelde, salvaje y que pasa por la garganta pero muere antes de escurrirse por la boca porque decirlo dolería demasiado, porque el pensamiento se puede manipular mucho más cuando no se convirtió en palabra.
Así se siente, así lo siento yo.
Muy lindos Emi!
besos...