viernes, 23 de mayo de 2008

RESEÑA- Descubriendo otras miradas. “Río Arriba”, una propuesta diferente.

Ulises de la Orden nos invita, en este breve documental que dura poco más de una hora, a sumergirnos en los misterios ancestrales de la cultura kolla y tomar conciencia del deterioro y progresiva desaparición que está sufriendo este pueblo.

La problemática central gira en torno de los ingenios azucareros instalados en Salta y los efectos que han generado en las comunidades indígenas de la zona, kollas y aymaras, forzadas a participar de la explotación de la caña de azúcar.

La historia está protagonizada por el propio Ulises y se presenta como un viaje de descubrimiento personal. Bisnieto de uno de los antiguos propietarios del ingenio San Isidro, se siente de alguna manera responsable por el deterioro de estas sociedades. Decide emprender esta travesía movido por la aspiración de descubrir sus orígenes, ansioso por hallar claves sobre la historia de su familia y reencontrarse con las tierras que tan profundamente lo habían impresionado en su adolescencia, cuando realizó el primer viaje a Iruya.

De la Orden nos ofrece la oportunidad de alejarnos de la ciudad para viajar en ómnibus, en tren, a pie, a dedo y hasta a lomo de burro al encuentro de estos pueblos autóctonos en peligro de extinción, dejando de lado los prejuicios para abrirse a una forma de vida distinta, basada en la solidaridad, tan válida y coherente como cualquier otra.

La historia de los ingenieros azucareros es reconstruida apelando a un amplio repertorio de recursos, donde se entretejen tanto fotografías y videos de archivo como libros infantiles. El lugar central, sin embargo, está reservado para los testimonios y es así como personas involucradas de muy distintas maneras en esta problemática nos dan a conocer sus miradas, sus vivencias. Descubrimos el indignante sistema de explotación bajo el que fueron obligadas a trabajar estas comunidades, que se ha traducido en una pérdida de su identidad, así como el deterioro de sus terrazas de cultivo, dando lugar a “volcanes”que destruyen los pueblos de la zona, cubriéndolos de tierra y barro.

Ciertamente, “Río Arriba” adopta una postura comprometida, asumiendo una fuerte toma de posición frente a la problemática del desarrollo económico y sus consecuencias colaterales, especialmente las sufridas por el medio ambiente y por las sociedades con costumbres, valores y tradiciones distintos a los que Occidente busca establecer en forma universal. Al mismo tiempo, y quizás esto sea lo principal, nos muestra una comunidad que resiste, pese a todo, y que lucha por renacer y conservar sus tradiciones, por no perder su identidad y no dejar de ser quienes son y han sido durante siglos.

El documental se desarrolla un escenario impactante, de profunda belleza natural y está acompañado por la fascinante música del humauaqueño Ricardo Vilca. Será inevitable el deseo, tras presenciar esta interesante propuesta, de partir inmediatamente hacia el norte. Y quizás sería bueno si así lo hiciéramos, si la experiencia de ver “Río Arriba” no consistiera simplemente en el hecho de detenerse un momento para luego seguir adelante, como si nada hubiera ocurrido, sino que nos sirviera de bisagra para cambiar un poco nuestra forma de ver la realidad y entender que existe una pluralidad de miradas, más allá de la nuestra. Una pluralidad necesaria y que no debe perderse, puesto que de ella y del intercambio que posibilita, depende la posibilidad de construir respuestas nuevas y más ricas para los problemas de la humanidad. El diálogo intercultural, en esta sociedad globalizada, se vuelve clave y es necesario luchar para que la diversidad no se pierda.

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