lunes, 19 de mayo de 2008

El viaje como deseo

Siempre he considerado al viaje como un horizonte, un objetivo difícil pero no imposible. Quizás porque me aterraría descubrir un día que he vivido como los hombres que describió Platón, contemplando sombras en la pared de una caverna, quedarme inmóvil viendo la vida pasar nunca ha sido una opción.

Hubo un tiempo en el que el miedo detenía a los viajeros, temerosos de los brutales monstruos, los abismos infranqueables, las selvas llenas de sombra que aguardaban al que osara aventurarse a lo Desconocido. Lejos han quedado aquellos años, hoy son otros los obstáculos, pero lo lejano se asoma por todas las pantallas, nos espía oculto tras la tinta negra de los diarios, de los libros y nos llama, cautivante, sabiendo que nunca pareció tan próximo. No hay nada nuevo para descubrir, pero aún nos resta el mundo entero por conocer.

Con la conciencia que hoy se tiene de las maravillas que se extienden por la tierra, ¿cómo no soñar con encontrarlas, percibirlas a través de todos mis sentidos y hacerlas mías o, al menos, parte de mí, como ocurre con todos mis recuerdos?

Mi primer impulso es decir que viajaría a cualquier sitio, pero en verdad, no es así. Es lo más lejano, desconocido, lo otro, lo diferente aquello que en realidad me atrae, aquello que alguna vez me hizo pensar en estudiar antropología y lo que me lleva a interesarme por los idiomas extranjeros. Viajaría, entonces, a tierras distantes; imágenes de África, Europa, Asia vienen a mi mente, islas en el medio de un océano verdeazulado, trajes de colores imposibles, el bullicio de voces incomprensibles en una feria de artesanos. Un itinerario intrincado, donde nada estaría prohibido, donde vale quedarse cuanto tiempo sea necesario en cada sitio y volver atrás es siempre una opción, donde el camino puede trazar círculos y espirales. Saldría al encuentro con quien vive una vida tan distinta de la mía, descubriría en él otras existencias posibles, otras vidas que podrían haberme tocado en suerte, otras concepciones sobre el mundo, el destino y el azar. Conocería sus cuentos, sus leyendas, sus creencias y pondría en duda las mías. Exploraría las selvas, los bosques, las playas, los pueblos, las ciudades. Probaría alimentos muy extraños, condimentados con toda suerte de especias aromáticas, y frutas de colores y formas inimaginadas. Sentiría nostalgia por mi hogar, por mi idioma, pero vería como ese sentimiento es superado por el deseo de seguir internándome en lo desconocido, lo inimaginado.

Pienso que iría sola, quizás porque este tipo de travesías suelen emprenderse en la soledad, aunque no descarto la posibilidad de tener un compañero de viaje, con quien compartir la sorpresa, la inquietud y la aventura. Viajaría por tanto tiempo como me fuese posible, aunque tendría que volver alguna vez, para ver a aquellos que han quedado atrás, para transmitirles mis experiencias. Para traer de regreso un calidoscopio de imágenes que a mi llegada parecerán ilusorias, para proclamar a quien desee y no desee oírlo que hay otros mundos y otras vidas, y para alentarlos a salir de la caverna.

4 comentarios:

An! dijo...

Amo esa alegoría! y me encantó el uso que le diste a la metáfora (además de que tengo predilección por esa especie de "juego" de empezar y terminar con conceptos relacionados entre sí que se hilan y entrelazan para darle al texto una forma más impactante -por decirlo de alguna manera-). Personalmente, a mí me parece muy interesante el punto de vista de que prefieras viajar sola (quizás porque yo no lo haría), por ende, creo que estaría bueno que amplíes las razones que te inclinan a esa desición, me re gustaría enterarme más de eso. Espero que algo de lo que dije te sirva, ésto de opinar así me da la sensación de que puede parecer medio agresivo, juro que esa no fue para nada la intención, jaja.
Besito!
An!

Emilia dijo...

No, agresivo por qué? Al contrario, todo comentario es bienvenido, y también toda sugerencia. Jeje si me hago un ratito veo trato de profundizar en el porqué de viajar sola.

Madi dijo...

Uh, que bronca, había escrito todo mi comentario y no se pudo publicar, así que voy a ser más breve esta vez.
Es bastante complicado esto que te tocó de describir en potencial un hipotético viaje, y que encima sea significativo...Creo que estaría bueno si te explayaras un poco más en las cosas que harías en el viaje, porque aunque lo haces, queda un poco "vago". Describí lo que querrías que pasara, con qué te podrías encontrar, pero de una forma más concreta. O sea: imagináte (y divaga un poco, o bastante) las situaciones concretas que podrías o tendrías ganas de atravesar en un viaje así, y contálas.
Creo que esas cpon mis sugerencias por ahora...

Un beso, Emi!

Anónimo dijo...

Hola como te va, de casualidad encontre tu blog, que ya tendre ocación d leer con tranquilidad. Te invito a recorras el mío. Besos

María